miércoles, 9 de mayo de 2012

9ª Página: Ensangrentado Cielo


Cuando llegué, él ya estaba allí. Miraba arrepentido hacia el horizonte mientras de sus ojos emanaban dulces gotas de cristal. El sol se ponía tras aquellos grandes cipreses. El cielo tornaba morado mientras frotaba sus manos intentando asearse. Sus lágrimas se mezclaban con la sangre y poco a poco el cielo se tornaba del color de ésta.  Su expresión de tristeza manifestaba arrepentimiento. Pero no era así.

No sé como lo sabia. Pero lo sabía.

Y además intuía que a pesar de todo nunca dejaría de quererle. A él, a mi hermano. 

Pese a que el ensangrentado cielo lo cubriese de culpa y su pecho y su alma estuvieran cubiertos de mi propia sangre










1 comentario:

Zstuk dijo...

Sublime. A veces repites palabras, pero me ha quedado una agradable sensación al leerlo. Me ha gustado, es muy de mi estilo.